A la hora de diseñar un programa de acción el aspecto territorial es fundamental en los programas de desarrollo rural. Para que las acciones programadas por el Grupo de Desarrollo Rural sean efectivas se ha de aplicar a un territorio con cierta homogeneidad, con una identidad propia y se deben basar en un diagnóstico de la zona que refleja los puntos fuertes y los débiles que aporta su realidad.
Conscientes de la importancia que tiene la visión global del territorio a lo largo de estos años, se ha intentado poner en marcha nuevas formas de gestión para vertebrar los propios territorios, impulsando proyectos de ordenación, casi siempre ligados a la revalorización del patrimonio tanto cultural, artístico e histórico, como natural. La búsqueda de un modelo de gestión integral del territorio, en algunos casos se ha encontrado en los parques culturales o figuras análogas, como los consorcios fluviales y planes de acción sobre el medio natural, sensibilizando a la población ante los recursos que su territorio le podía ofrecer.
El territorio también es importante como fuente de recursos (físicos, ambientales, culturales, humanos, económicos y financieros, institucionales y administrativos) en una iniciativa que fundamentalmente busca la revalorización de los recursos endógenos.